Cuando cada país mira por su propio territorio, cuando las organizaciones internacionales nos están fallando, cuando las fronteras se cierran, cuando cada uno solo quiere mirar por lo suyo… una iniciativa ciudadana transnacional aparece y se apoya con agenda, herramientas y conocimientos durante el confinamiento del COVID-19.
La imperiosa necesidad de “adelantarse” fue el primer impulso para que, desde España, por el simple hecho de que nos llegó antes y más fuerte la pandemia, quisimos alertar a los países iberoamericanos de lo que se venía encima. Desde ese momento, el sábado 14 de marzo se comienza a articular una comunidad de personas que ponemos nuestro tiempo, nuestro cuerpo y nuestros afectos a desarrollar en esta red transnacional que se vincula desde nuestras casas.
La realidad de cada país es muy diferente y no es comparable. En cada lugar también, todo cambia en función de la renta, geografía, tecnología, cultura, etc. Partimos de las mismas herramientas: una web, un clasificador de iniciativas y un mapa interactivo. Pero cada país, cada nodo de la red crea una comunidad única que alimenta proyectos específicos. Todo es diferente en cada lugar. Aprendemos tras cinco semanas intensas de desarrollo tecnológico de las herramientas a desvincularnos de ellas, para concentrarnos en lo particular lo “nuestro” y desde ahí se producen nuevos aprendizajes. Desde lo que nos afecta más cerca y la realidad que tenemos en nuestras ciudades y países que son diferentes de unos a otros.
FLC Uruguay nos enseña las necesidades primarias de alimentación con las ollas populares. También su nuevo apartado de colecciones en el mapa para unir a las iniciativas individuales y ser más fuertes. De Segura A Onda en Porto Alegre, en Brasil, aprendemos cómo podemos aportar desde las pequeñas infraestructuras. Un servicio básico de higiene con depósitos de agua limpia y desinfectantes para la población más vulnerable es una acción directa de tremenda belleza material y humana como una acción directa. De FLC Colombia, desde las experiencias previas de ayuda humanitaria con herramientas previas que hemos utilizado para aportar en este desarrollo del COVID-19. También aportan herramientas en el mapa para evitar el desperdicio alimentario. En FLC Perú, a través del mapa, geolocalizan a los productores del valle central que quedaron desconectados para seguir abasteciendo los mercados de la capital.
Otros lugares han hecho aportaciones muy relevantes. Desde FLC Costa Rica, una guía para combatir la violencia de genero durante el confinamiento. Un ¿Qué hacer? para ser replicado en otros países. En FLC Argentina los esfuerzos se han conducido en apoyar a las familias en una reconstrucción psicológica y en cómo esta cuarentena les está afectando. Por último, FLC México ha desplegado ya un laboratorio ciudadano distribuido y nos aporta a todas una guía de cuidados como apuesta para promover y mantener una cultura organizacional que resalte los afectos y cuidados en el día a día, de quienes nos brindamos como personas voluntarias en FLC.
Son más comunidades y personas las que formamos parte de esta ecología de la colaboración transnacional: Ecuador, Bolivia, Polnia, Portugal, Perú,… y seguimos creciendo con esta comunidad de aprendizaje transnacional que es FLC.
El próximo día 2 de mayo hacemos el Festival Frena la Curva donde celebramos que nos ayudamos que seguir aprendiendo y desarrollamos el máximo potencial de una comunidad transnacional que piensa diferente y actúa diferente en cada lugar. Siempre hemos pensado que, desde los conocimientos muy específicos, muy locales de comunidades minoritarias, tenemos, si sabemos detectarlos, grandes herramientas para otras mayorías.
Frena la Curva no es solo una comunidad de ayuda en tiempos de COVID-19, es también una “forma de estar en el COVID-19”, una manera de habitarlo y de cuidarnos juntas para poder cuidar mejor a las demás personas. La pandemia provocada por el COVID-19 es el motor en la emergencia que nos une, pero esta comunidad va despacio, porque va lejos. Hay muchos imaginarios establecidos que tenemos que rediseñar y construir de nuevo. Y hacerlo desde Frena la Curva, como una comunidad de aprendizaje transnacional, es un buen lugar para hacerlo.
Andrea Apolaro, Barbara Roversi, Luis Hernando, Rosa Castizo, Rosa Cris Parra y Mauro Gilfournier.
Favela Santa Marta, Sur de Rio de Janeiro. Fotografos: Thiago e Tande Firmino nacidos en la favela “A nossa favela é a primeira do Brasil sanitizada com os mesmos equipamentos da China, pelos moradores” nos dicen.