Vivimos tiempos pandémicos con alianzas emocionales, tiempos de transición en los que no podemos dejar de pensar: ¿Cómo será la sociedad que nos espera cuando la desescalada nos abra la puerta a la realidad? Nueva o no, lo que es cierto es que habremos transitado un camino de aprendizaje en el que hay un ingrediente que, sin duda alguna, ha potenciado su valor: la colaboración. En esta nueva era es la colaboración el leitmotiv que permite “abrazamos” y especular sobre el futuro, redefinir escenarios y anticipar cambios. Nos permite alfabetizar futuros posibles con toques de deseables.
En medio de tanta incertidumbre, la innovación abierta toma un impulso tremendo, con talentos distribuidos que co-crean soluciones para responder a las necesidades heredadas del confinamiento provocado por el COVID-19. A través de la colaboración, abordamos desafíos que nos unen y nos son comunes. Con base en ella estamos activando un nuevo crono. Sí, un nuevo crono-glocal que debe estar en el centro de nuestra hoja de ruta para el escenario post COVID-19, que no está definido, pero en el que innovamos desde el presente. Es necesario ser creativos e imaginar, proponer, construir otros ritmos, otras formas para diseñar nuevas realidades para poder conectar, adaptarnos a ellas tomando en cuenta lo importante en detrimento de lo urgente.
Es hora de pasar del cronómetro a la brújula. Parafraseando a Michael Ende en Momo: “Todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arco iris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo. Pero, por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada, a pesar de latir”. Decidamos poner el foco (norte) en dar respuestas a esos desafíos compartidos que como humanidad tenemos. En generar nuevos liderazgos con propósito, modelos colaborativos efectivos que combatan al virus de la individualidad. Necesitamos resituar prioridades y ser capaces de generar una perspectiva empática sobre las necesidades de “el otro”.
El mañana ya está aquí y sus consecuencias están pasando sobre nosotros(as) como un tsunami. Tenemos la oportunidad y el deber de atender lo que hemos descuidado, de cumplir los compromisos que hemos adoptado. De salir del shock emético y la miopía social. En definitiva, tenemos la oportunidad de crear mejores sociedades para las personas. El corto y el largo plazo empiezan hoy.